¿Qué es el duelo?
El duelo es un proceso psicológico y emocional que se produce tras una pérdida de una persona cercana Es un proceso de adaptación a una nueva realidad ante la pérdida.
El duelo se divide en una serie de etapas que varían en intensidad y tiempo de duración, pero que, por regla general todos lo terminan en el mismo punto, la aceptación y adaptación a una nueva realidad.
La primera fase o fase inicial es la de shock, normalmente el individuo no se cree la realidad, niega lo ocurrido y no es capaz de ver con claridad la pérdida que se ha producido. Tras esta esta negación, llega la fase de anhelo, esta se manifiesta con tristeza, rabia, ira y frustración de no poder recuperar a su ser querido.
Con esta rabia, se le da pie a la fase de desorganización, el individuo no tiene interés en continuar en esa realidad, porque ha asumido que ese ser querido no va a volver. Por lo tanto, acepta el hecho de muerte. Lo que ayuda a la última fase, reorganización, la persona poco a poco va interiorizando la nueva realidad y se da cuenta que, aunque las cosas sean diferentes, debe continuar hacia adelante.
¿Cómo afecta una pérdida?
La pérdida de un ser querido puede tener consecuencias a varios niveles. A continuación te contamos cuáles son las más comunes que pueden sentirse y las dimensiones a las que afecta:
- Dimensión física: Se puede sentir en el cuerpo, las afecciones más comunes son sensación de vacío en el estómago, sequedad de boca, alteraciones en la alimentación y en el sueño, falta de aire...
- Dimensión emocional: Están unidas a los sentimientos, generalmente son tristeza, miedo, culpa, ansiedad, impotencia, rabia, soledad…
- Dimensión cognitiva: Los sentidos pueden verse aturdidos, la falta de concentración puede ser uno de los efectos más habituales, así como la confusión y la pérdida del interés por cosas que antes sí que tenían importancia.
- Dimensión conductual: Las personas pueden llegar a comportarse de manera diferente, tender al aislamiento social, hiperactividad…
- Dimensión espiritual: La muerte resuena en la cabeza, y la búsqueda del sentido de la vida empieza a aflorar en las personas que pierden a un ser querido.
Herramientas y apoyo para sobrellevar el duelo
Todos los procesos son personales, no hay un patrón que dictamine el orden, pero la mayoría de los procesos de duelo, tienen esta tendencia. Algunos aspectos clave que determinan si el duelo puede alargarse es la relación con la persona fallecida, el grado de amistad o vínculo creado. Por lo tanto, cuando se está en un proceso de duelo, es importante conocer que hay ciertas herramientas que ayudan a amortiguar este golpe y convertir este duelo en un proceso que se pueda afrontar de manera más saludable.
El papel de la familia y amigos en el proceso de duelo
Contar con un apoyo es fundamental en la sanación del duelo. En muchas ocasiones, los afectados tienden a aislarse y no interactuar con las personas de alrededor. Contar con una red de apoyo ayuda a la curación, poder expresar libremente los sentimientos, hablar de la persona fallecida o compartir recuerdos es una manera de sanar.
Independientemente de si conocían al fallecido o no, es importante contar con esa red de seguridad que permita sostener a la persona que se encuentra en duelo. Pueden ser familiares o amigos, con los que se tenga un vínculo emocional grande y con el que hablar de cualquier cosa sintiéndose libre.
Terapia y grupos de apoyo: cuándo buscarlos y cómo ayudan
El dolor por la pérdida de un ser querido es inevitable, la ayuda de un psicólogo puede hacer que esta carga sea un poco menos pesada. Este tipo de ayuda brinda herramientas para poder manejar la ansiedad, la tristeza y la rabia que se sufre tras la muerte de un ser querido.
Además, tomar terapia puede ayudar a prevenir efectos como la depresión, que puede darse si durante el duelo no se realizan una serie de tares importantes:
- Aceptar la realidad tras una pérdida. La tarea consiste en ayudar a aceptar esta realidad y ser conscientes de lo que ha sucedido realmente.
- Experimentar emociones. El dolor y la tristeza son sentimientos normales que en numerosas ocasiones las personas reprimen. Lo ideal es que estos se exterioricen, así como hablar de ellos de manera natural.
- Nueva adaptación. Habiendo realizado las dos tareas anteriores, es el momento de mirar hacia la nueva realidad, tratando de interiorizarla y saber controlarla. Reorganizar tareas, volver a ciertos hábitos.
- Recolocar a la persona fallecida. Una vez que el cuerpo se ha adaptado a la nueva realidad, es el momento de colocar al fallecido en un lugar importante dentro de uno mismo. No es algo que se deba hacer de manera inmediata, con el tiempo, los recuerdos irán forjando ese espacio, para poder recordarle siempre desde el cariño.
Homenajes para honrar la memoria del ser querido
Organizar un ritual de despedida puede ser una de las cosas que ayuden a la aceptación. Crear una despedida conmemorativa, recordando a la persona que ha partido, rodeado de la gente que le quería, puede resultar un bálsamo para la tristeza. O quizá algo más personal como una carta, un viaje en memoria de ese ser querido a su lugar favorito… Hay muchas opciones de conmemorarle. Es cuestión de elegir la más especial, para recordarlo siempre con una sonrisa.
Afrontar el duelo con serenidad: practica el autocuidado
Las personas afrontamos el duelo de manera diferente, no hay una guía de cómo salir de él o cómo sanarlo. Lo que si existen son unas prácticas que las personas debemos realizar para mantener la salud física, mental y emocional, esto es el autocuidado.
El cuerpo habla, es la casa de las emociones, y si no lo cuidamos puede hacer que lo demás falle. Algunas recomendaciones son la buena alimentación e hidratación, hacer ejercicio semanalmente, dormir adecuadamente, y hacer cosas enriquecedoras que puedan mejorar nuestra capacidad creativa.
Cuando se produce una muerte cercana, distintas emociones quieren brotar, para ello lo mejor es dejarlas salir, expresar los sentimientos y aceptarlos. Hablar con otras personas sobre sentimientos o buscar una red de apoyo puede servir de gran ayuda para este cóctel emocional.
La parte cognitiva y mental puede que sea una de las más delicadas, el autocuidado de esta parte puede empezar por no exigirse demasiado los días posteriores al fallecimiento. Puede que reducir el ruido mental, desconectar, retomar actividades que son gratificantes sean una buena medicina para el duelo.